viernes, 3 de junio de 2016

Historia: La Edad Media

La Edad Media, Edad medieval, Era medieval o Medioevo fue el periodo intermedio de la
division esquematica europea de la historia Universal, la historia ha sido dividida por
convencion en 4 edades o periodos, a saber, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna
y Edad Contemporanea

El período de la Edad Media ha sido tradicionalmente delimitado con enfasis en los
acontecimientos políticos. En estos términos, habría comenzado con la desintegración
de Imperio Romano de Occidente en el siglo V ( En 476 d. C.) durante las invasiones
barbaras , y terminó con el final del Imperio Romano de Oriente (Bizancio) al producirse la caida de Constantinopla en el siglo XV ( En 1453 d.C.) O con el
descubrimiento de América en el año 1492

Periodizacion:

La Edad Media suele dividirse en periodos menores, uno de los modos de clasificacion
mas popular es la que la divide en dos periodos Alta EDAd MEdia y Bja aEDAd media

1. Alta Edad Media, que abarca los siglos V al siglo X;
2. Baja EdAd Media, que se extiende de los siglos XI hasta el siglo XV.



Inicios de la edad media

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni los ya mencionados como referencia aproximada ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.
La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes trescientos años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo.

LA CREACIÓN DE UN NUEVO ORDEN

Carlomagno

Desintegración del poder central y vasallaje

El imperio de Carlomagno (742-814) constituyó el primer intento de crear un nuevo orden después de los graves trastornos que se habían producido a raíz de las invasiones de los pueblos germánicos y la decadencia y caída final del imperio romano.
A la muerte de Carlomagno (814) siguieron nuevas conmociones producidas en gran parte por nuevas migraciones e invasiones: los germanos del norte o normandos, provenientes de Escandinavia, se dirigieron a Rusia, Inglaterra, el norte de Francia y el Mediterráneo.
Los pueblos eslavos se extendieron por la Europa centro-oriental. Los húngaros o magiares, jinetes nómades provenientes del centro de Asia, recorrieron la cuenca del Danubio. En el curso del siglo X estos pueblos se hicieron sedentarios y se convirtieron al cristianismo. Empezaron a formarse los pueblos que en definitiva determinarían la fisonomía de Europa.
Todos estos cambios se produjeron en medio de una transformación general de las formas económicas, sociales y políticas. Decayeron las ciudades, disminuyó y casi desapareció el comercio internacional, se redujo el uso de la moneda y la tierra quedó como la principal riqueza. Los poderes centrales perdieron toda autoridad y desapareció la organización administrativa burocrática.
Lentamente se formó un nuevo orden que ha recibido el nombre de feudalismo.
En medio de las interminables guerras los hombres anhelaron por encima de todo poder disfrutar de protección y seguridad. Como los poderes centrales perdieron toda autoridad se tuvo que recurrir a los poderes locales. Se generalizó la costumbre de que los vecinos de un lugar se sometieron a quien los podía defender mejor: a veces un conde, pero muchas veces también algún particular que no poseía ningún título o cargo oficial, pero que se imponía a los demás por su valentía y su sentido de la autoridad. A estos hombres se les empezó a llamar señores, mientras que las personas que se encomendaban a su protección recibieron el nombre de vasallos.
Entre señor y vasallo se estableció una especie de contrato: el señor prometía protección a su vasallo; éste se comprometía, mediante un juramento de fidelidad, a ciertos servicios. El régimen vasálico se generalizó a través de toda la sociedad: el rey encabezaba la pirámide: sus vasallos eran los duques, condes y otros señores poderosos. Éstos, por su parte, recibían la "fidelidad" de las personas más ricas e influyentes de su región las cuales, a su vez, recibían los servicios de vasallos más modestos. De esta manera, desde la cima hasta la base de la sociedad, toda persona estaba vinculada a otra.

El feudo

El régimen vasálico constituyó una determinada forma de organización del poder cuyo desarrollo se vio favorecido por las condiciones económicas imperantes en la época. En aquellos tiempos la tierra era la única riqueza. Muchas veces los propietarios, al encomendarse a una persona más poderosa, solicitaron protección no sólo para ellos mismos, sino también para sus tierras. A menudo donaban sus tierras a su protector, pero conservaban su usufructo. Por otra parte, los señores poderosos, dueños de grandes propiedades, para recompensar a sus servidores, les daban uno de sus propios dominios y les permitieron recibir sus productos. El dueño daba su tierra en beneficio o, como se diría luego, en feudo.
En un comienzo se concedieron los feudos ante todo como compensación económica por los servicios prestados. Más, con el tiempo se generalizó la costumbre de que los señores diesen los feudos a aquellos que se encomendaban a ellos como vasallos.
El régimen feudal nació de la combinación de vasallaje y feudo.

Régimen feudal

Este sistema de tenencia de la tierra y servicio personal se generalizó en la mayor parte de Europa, si bien sus formas específicas variaron mucho de un país a otro y, de un siglo a otro.
El acto mediante el cual una persona se convertía en vasallo y recibía un feudo era solemne, lleno de colorido. El vasallo debía prestar el homenaje: se arrodillaba, con la cabeza descubierta y sin armas, y colocaba sus manos juntas entre las manos del señor. Luego decía: "Señor, yo seré vuestro hombre". Al homenaje seguía la fe, el juramento de fidelidad que se prestaba poniendo el vasallo sus manos sobre las Sagradas Escrituras o una reliquia. Luego seguía la investidura: el señor investía al vasallo del feudo y con este fin le entregaba un objeto simbólico, una rama o un terrón que representaba la tierra enfeudada.
Mediante el homenaje y la investidura se establecía un contrato que imponía obligaciones recíprocas.
El señor debía al vasallo protección y mantención. El vasallo debía ayuda y consejo. La ayuda más importante era el servicio militar o servicio de hueste: el vasallo debía presentarse con armadura y caballo y debía mantenerse con sus propios medios.
Como un señor poderoso tenía a muchos vasallos, el vasallaje le proporcionaba las fuerzas armadas necesarias para defender sus propiedades y las de sus vasallos y siervos. Con el tiempo, el servicio militar quedó reducido a cuarenta días al año. El vasallo debía prestar ayuda pecuniaria: para pagar el rescate del señor que había caído prisionero, para dotar de armadura al hijo primogénito del señor que era armado caballero, para el matrimonio de la mayor, y para la partida del señor a Tierra Santa. El servicio de consejo comprendía, ante todo, la asistencia al tribunal del señor.
Con el tiempo no sólo las tierras, sino también toda clase de funciones y derechos públicos fueron entregados en feudos. Los condes, que una vez habían sido funcionarios nombrados por el rey, se convirtieron en vasallos que ejercían las funciones públicas por derecho feudal. El rey feudal gozaba de un poder muy limitado. Sólo ejercía autoridad sobre sus dominios propios y los vasallos inmediatos, pero no tenía ningún poder directo sobre la gran masa de la población.
Cada señor gobernaba en sus dominios. Los grandes señores, los duques y condes, eran verdaderos reyes en sus dominios: mantenían sus propias fuerzas militares, administraban justicia, percibían impuestos y acuñaban monedas. Y también los vasallos inferiores ejercían funciones públicas que en el imperio romano habían sido desempeñadas por la administración imperial y que en el Estado moderno serían desempeñados por los organismos propios del Estado.
El régimen feudo-vasálico fue, pues, una organización del poder político que correspondió a las condiciones especiales de la Edad Media. El sistema feudal no pudo garantizar plena estabilidad política. Sin embargo, en tiempos de escaso desarrollo económico y técnico y de mucha violencia, ofreció ciertas condiciones de paz y justicia e inculcó a los hombres ciertos valores que conservan su sentido hasta la fecha: el sentido del honor, la virtud de la lealtad, el respeto por la dignidad de la persona, la estimación de la mujer, la fe en la palabra dada.

La Iglesia en el sistema feudal

La Iglesia recibió por donación o legado extensas tierras que estaban sujetas a las obligaciones feudales. Los obispos y abades, al mismo tiempo de ser ministros de la Iglesia, se convirtieron en vasallos de los reyés y en grandes señores.
Cuando moría un vasallo laico sin herederos, la administración del feudo volvía a manos del señor. En cambio, los feudos de la Iglesia no pertenecían a un obispo o abad en particular. Por eso, cuando moría un obispo, el contrato feudal no era alterado y la Iglesia conservaba la tierra. De esta manera, las posesiones de la Iglesia aumentaron cada vez más y finalmente la tercera parte de la propiedad agrícola en la Europa occidental y central perteneció a la Iglesia.

La sociedad feudal

La sociedad medieval se compuso de grupos sociales fijos, los estados o estamentos: nobleza, clero y población campesina.
La nobleza feudal estaba formada por el rey y los señores y sus vasallos.
Su estado era hereditario, o sea, era una nobleza de sangre. En tiempos de guerra casi permanente los mayores honores eran concedidos al hombre que manejaba la espada. La nobleza medieval fue fundamentalmente una nobleza guerrera. Según el derecho feudal cada persona sólo podía ser juzgada por alguien que fuese igual o superior. Por eso los nobles sólo podían ser juzgados por otros nobles, sus pares o iguales.
El clero cumplió, junto con sus funciones religiosas, con importantes funciones sociales y culturales. Los miembros del clero recibían una educación superior que los capacitaba para asumir la dirección de la sociedad. Si bien los miembros del alto clero provenían a menudo de la nobleza, la Iglesia estuvo siempre abierta a todos los grupos de la sociedad, de modo que también humildes campesinos tuvieron la posibilidad de ordenarse sacerdotes y ascender a los más altos cargos eclesiásticos.
En la base de la escala social se encontraba la población campesina, el tercer estado. Sólo unos pocos campesinos conservaron la libertad personal, en su mayor parte eran siervos que, por nacimiento y herencia, dependían de algún señor.

La villa, núcleo básico de la economía medieval

El régimen feudal constituía una organización del poder político que regulaba los derechos y deberes de los señores y los vasallos. Su base económica era la villa, organización del trabajo agrícola, de la vida de los campesinos y de las relaciones entre éstos y el señor de la villa.
La villa tuvo sus orígenes en las formas de explotación de los últimos tiempos del Imperio Romano y en las condiciones que se produjeron a raíz de las invasiones. Durante aquellos tiempos calamitosos muchos pequeños propietarios prefirieron entregar su tierra a algún propietario poderoso y convertirse en siervos de éste con el fin de recibir su protección.
El feudo de un gran señor podía comprender a cientos de villas, mientras que un feudo pequeño podía estar formado por una sola villa. La parte mas importante de la villa estaba formada por la casa señorial que muchas veces era un castillo fortificado. A su lado se elevaban los almacenes, talleres, establos, los hornos y los molinos.
Cerca del castillo estaban la capilla o iglesia, la casa del sacerdote y la aldea con sus angostas callejuelas y las modestas casas de los campesinos o villanos. Las tierras de la villa estaban divididas en dos partes: una parte, la tierra señorial o "reserva", era explotada directamente por el señor a quien correspondían todos los productos. El trabajo era ejercido por los siervos domésticos y por los villanos que estaban obligados a prestar servicios personales. La otra parte estaba dividida en lotes o "mansus" que eran concedidos a los villanos quienes los explotaban en beneficio propio a cambio de lo cual debían pagar un censo y prestar servicios personales.
El censo se pagaba en especies: granos, carnes, aves, huevos, miel, telas. Los siervos debían trabajar en las tierras del señor dos o tres días de la semana y debían aportar sus herramientas y su propia yunta de bueyes. Además estaban las praderas y los bosques comunes, sobre los cuales el señor se reservaba algunos privilegios, como el derecho de caza, pero que por lo demás podían ser aprovechados por todos los villanos para que pudieran llevar allá sus animales y sacar leña.
El señor de la villa ejercía sobre los villanos una autoridad patriarcal y una jurisdicción privada. El siervo de la gleba estaba, por nacimiento y herencia, ligado a la tierra. No podía abandonar la villa y trasladarse a otra parte. No podía casarse sin el permiso del señor. Si bien en teoría se encontraban acogidos a la protección y la justicia del rey, de hecho dependían casi totalmente del señor de la villa.
La villa trataba de ser autosuficiente, esto es, producía lo que necesitaba y consumía lo que producía. Los mismos villanos hacían el pan, preparaban la cerveza y el vino, hilaban, tejían confeccionaban sus sencillos muebles. El trabajo tenía el fin de sustentar a todos los habitantes de la villa, pero no servía al lucro.
Los instrumentos y las técnicas agrícolas eran primitivos: la guadaña, la echona, el molino de piedras, el arado de palo sin ruedas. No se practicaba una rotación de los cultivos. La mitad o la tercera parte de las tierras quedaba cada año en barbecho para que el suelo pudiera descansar. El rendimiento era muy bajo. Por cada grano que se sembraba sólo se cosechaban 4 ó 5 granos. La alimentación era muy poco variada. El pan era el alimento más importante. A veces se comía carne de ave o chancho. El ganado vacuno era escaso. Con la poca leche se hacía queso. Las bebidas más importantes eran la sidra, la cerveza y el vino.

Vida y cultura caballeresca

La vida del señor se desarrollaba principalmente en el castillo, que era habitación y fortaleza y símbolo de la vida noble. Al medio se elevaba la torre señorial con su atalaya. Los edificios y patios estaban rodeados por gruesos muros provistos de almenas y troneras y por un profundo foso. Para entrar al castillo había que bajar el puente levadizo y subir el pesado portón.
El castillo no ofrecía grandes comodidades y la vida transcurría tranquilamente. Las ventanas, sin vidrios eran pequeñas para poderlas tapar en el invierno. En invierno se prendía fuego para protegerse contra el frío. Pero las salas se llenaban de humo. Recién en el siglo XIV empezaron a construirse chimeneas.
Para las comidas las fuentes se ponían en la mesa. Cada uno se servía con los dedos o con una cuchara y cuchillo. No se conocía el tenedor. Los huesos eran arrojados a los perros que se colocaban detrás de su amo. Las camas estaban cubiertas por un baldaquino con pesadas cortinas para protegerse contra el frío.
El día empezaba con la misa. Luego el señor recorría el castillo, se preocupaba de sus caballos y perros y conversaba con su administrador. Las principales diversiones eran la caza y los ejercicios ecuestres y de armas. Con regocijo se recibía a los prestidigitadores, comediantes y músicos y, ante todo, a los trovadores que, en sus poesías y poemas, cantaban la dicha del amor y las épicas hazañas del rey Arturo y otros valientes caballeros.
La caballería. Originalmente el caballero fue simplemente el guerrero que luchaba a caballo. A medida que el combate a caballo se tornó cada vez más complicado, requiriendo de una preparación especial y de grandes medios económicos, los caballeros empezaron a erigirse en un verdadero estado y casi en una orden que constituía la realización máxima de los ideales que animaban a la nobleza medieval.
Por regla general, sólo el hijo de nobles podía llegar a ser caballero. Para serlo, debía someterse a un largo aprendizaje de las armas. Servía a un ilustre caballero como paje y escudero. A la edad de veintiún años era armado caballero en solemne ceremonia.
Máxima expresión de la vida caballeresca eran los torneos. Pomposas fiestas en que los caballeros, en presencia de las damas, medían sus fuerzas.
En la caballería medieval se armonizaron la ética heroica de los germanos y los principios de la moral cristiana. El caballero cristiano debía usar la espada en defensa de la religión y en protección de las viudas, los huérfanos y todos los pobres y desamparados.

IGLESIA Y SOCIEDAD EN LA EUROPA MEDIEVAL

A diferencia del feudalismo, que se caracterizaba por la existencia de un sinnúmero de poderes locales, la Iglesia disponía de una fuerte organización centralizada que constituyó la principal fuerza unificadora durante la Edad Media. Bajo la dirección de la Iglesia, la cristiandad o República cristiana se comprendió como unidad. La Iglesia ejerció numerosas funciones propias del gobierno civil y tuvo decisiva influencia sobre todo el desarrollo social y cultural. La Iglesia poseyó también un enorme poder material, ya que tenía el derecho al diezmo, la décima parte que cada uno debía pagar de sus entradas a la Iglesia y, además, recibió grandes donaciones de tierras.
La iglesia acompañaba al hombre durante toda su vida. Por medio del sacramento del bautismo el niño se convertía en cristiano y recibía un nombre cristiano. Por medio de la confirmación el bautizado era recibido definitivamente en la Iglesia. La confesión y penitencia absolvían al pecador de sus pecados. En la celebración de la Santa Eucaristía el sacerdote consagraba el pan y el vino en conmemoración de la Última Cena.
El matrimonio sólo era reconocido cuando recibía la sanción y bendición por medio del sacramento del matrimonio. El sacramento de la ordenación era conferido a los que se ordenaban sacerdotes. El sacramento de la extrema unción era dado por el sacerdote antes de la muerte. Los sacerdotes eran esenciales para la salvación eterna. Los sacramentos los confería la Iglesia por intermedio de sus sacerdotes.
Durante la Edad Media la Iglesia se esforzó por suavizar las costumbres, suprimir los espantos de la guerra e imponer el ideal cristiano de la  paz. Por medio de la Tregua de Dios la Iglesia logró limitar las acciones bélicas a ciertos días de la semana, quedando prohibido el uso de la espada en los días consagrados especialmente a Dios.
La Iglesia mantenía sus propios tribunales con el fin de proteger a los débiles y desamparados y de castigar a los que violaban los mandamientos religiosos y eclesiásticos. Administraba justicia según el Derecho Canónigo, el derecho de la Iglesia, una recopilación basada en las Sagradas Escrituras, los escritos de los Santos Padres, las resoluciones de los Concilios y los decretos de los Papas.
El peor crimen y pecado era la herejía, la creencia en errores que, por ser contrarios al dogma, habían sido condenados por la Iglesia. La herejía era un crimen contra Dios y la sociedad. El herético se colocaba al margen de la sociedad religiosa y de la sociedad civil y era castigado por ambas. Para perseguir y castigar a los herejes, la Iglesia estableció los tribunales de la Inquisición.
Las principales armas que usaba la Iglesia contra quienes la ofendían eran la excomunión, el entredicho y la destitución de los gobernantes impíos. La excomunión negaba al culpable los servicios de la Iglesia. El hereje que no se reconciliaba con la Iglesia era entregado a las autoridades civiles que solían condenarlo a morir en la hoguera. Por medio del entredicho se cerraban las Iglesias y se suspendían los servicios religiosos en un distrito entero hasta que los culpables, bajo la presión de la población piadosa afectada por esta terrible medida, deponían su actitud rebelde.
El gobernante que violaba las leves de la Iglesia podía ser destituido por ésta. Los súbditos de un príncipe excomulgado quedaban absueltos del juramento de fidelidad.
En el curso del tiempo las relaciones entre el poder temporal y el poder espiritual se hicieron cada vez más estrechas. Los reyes francos y los emperadores alemanes que siguieron a Carlomagno ayudaron a los Papas. Estos intervenían en la coronación de los emperadores. Los obispos que obtenían algún feudo debían servir a su señor feudal. Durante el siglo X los emperadores alemanes intervinieron directamente en Roma con el fin de proteger a los Papas contra la poderosa nobleza y el inquieto pueblo romano. Los emperadores y reyes se arrogaron el derecho de designar directamente a los obispos y abades.
Durante el siglo XI se produjo un profundo renacimiento religioso que tuvo su origen en la orden monástica de Cluny que había sido fundada en Borgoña en 910. Los monjes cluniaenses quisieron reformar los monasterios y la Iglesia entera con el fin de que se pudiera dedicar enteramente a sus fines religiosos. Para ello era necesario librarla de la dominación de los Príncipes. Había que poner término a la  investidura laica, la designación de los obispos por los reyes.
En el año 1059 se creó el Colegio de Cardenales en Roma, que recibió la función de elegir al Papa con prescindencia de toda posible influencia por parte de los poderes políticos.
La reforma fue apoyada entusiastamente por el Papa Gregorio VII (1073-1'085). Durante la querella de las  investiduras se produjo un violento conflicto entre el Papado y el Imperio. El emperador Enrique IV insistió en su tradicional derecho de nombrar a los obispos. Gregorio VII luchó por la libertad de la Iglesia y excomulgó a Enrique IV. Este se vio obligado a someterse. En el año 1077 Enrique IV apareció en Canosa, un castillo de los Apeninos, vestido de penitente, y permaneció descalzo durante tres días y tres noches en la nieve hasta que Gregorio lo absolvió y lo admitió nuevamente en la Iglesia.
En los decenios siguientes la Iglesia pudo imponer ampliamente sus exigencias y el Papado alcanzó un poder cada vez mayor. Inocencio III (1198-1216) proclamaba que la autoridad del Papa estaba por encima de todo poder temporal. Los reyes de Inglaterra, Dinamarca, Polonia, Hungría, Aragón y Portugal se convirtieron en vasallos de San Pedro y juraron fidelidad al Papa.
En el curso de los siglos XII y XIII se produjeron grandes cambios en Europa. Renacieron las ciudades y el comercio y se fundaron colegios y universidades. Para responder a estos cambios se crearon dos nuevas órdenes religiosas: la orden franciscano, fundada por San Francisco, y la orden dominicana, fundada por Santo Domingo. Los monjes de estas nuevas órdenes no se retiraban a la soledad monástica, sino que se mezclaban con el pueblo. Recorrían las calles y las plazas y predicaban el Evangelio con el fin de inculcar la fe cristiana y combatir las herejías. Los dominicanos se destacaron como filósofos y teólogos y muchos de ellos fueron profesores eminentes en las universidades de Bologna, París, Colonia y Oxford.
Durante cientos de años los peregrinos cristianos pudieron visitar los santos lugares en Palestina, ante todo los lugares de la Pasión y el Santo Sepulcro en Jerusalén. Pero en el siglo XI los turcos seldyúcidas, fanáticos musulmanes, se apoderaron de Palestina y pusieron en peligro a Bizancio, cuyo emperador solicitó ayuda de la iglesia de Occidente. En el Concilio de Clermont (1095) el Papa Urbano II invitó a los fieles a "tomar la cruz" y a rescatar Tierra Santa de los infieles. Durante los siglos XII y XIII millares de cruzados se dirigieron a Palestina, por mar y por tierra, con el fin de reconquistar Tierra Santa para la cristiandad.
Los cristianos conquistaron grandes triunfos y, temporalmente, pudieron establecer su dominio sobre Jerusalén y otros lugares. Mas, a la postre, los musulmanes lograron mantener su posición.
A pesar de que las Cruzadas no consiguieron su fin, tuvieron enormes efectos sobre Occidente. Se estrecharon los contactos con Oriente, los europeos conocieron una cultura que en muchos aspectos era superior a la propia, se abrieron los mercados asiáticos y se intensificó el comercio internacional. Los mercaderes italianos se encargaron de llevar a Europa caña de azúcar del Líbano y Siria, y sedas, especias, tejidos finos y piedras preciosas del Cercano y del Lejano Oriente.

EL DESARROLLO ECONOMICO, EL RESURGIMIENTO DE LA VIDA URBANA Y EL DESARROLLO CULTURAL

Desarrollo económico y social
En los primeros tiempos de la Edad Media la economía tuvo un carácter casi exclusivamente agrícola. Recién a partir del siglo XI empezaron a renacer los mercados, los centros urbanos y el comercio internacional.
A raíz de las Cruzadas aumentó el intercambio comercial entre las ciudades italianas y el Cercano Oriente. Con el tiempo, la cantidad de bienes traídos de Oriente llegó a ser tan grande que ya no pudieron ser consumidos por los mismos italianos. Los mercaderes empezaron a cruzar los Alpes y a vender sus mercaderías en los países del norte.
El comercio internacional se desarrollaba desde el este hacia el oeste. Las exportaciones de China y la India eran llevadas a los puertos del Golfo de Persia y del Mar Rojo. De ahí las caravanas de camellos y caballos partían a Alejandría en Egipto o a los puertos de San Juan de Acre y de Jafa en Palestina. Allí las mercaderías eran cargadas en los barcos y llevadas a las ciudades del norte de Italia, a Venecia, Génova y Florencia.
Un segundo sistema de comercio internacional se desarrolló en los mares del norte. Lana inglesa y paños flamencos eran llevados en barco por el Mar del Norte y el Mar Báltico a los puertos escandinavos y bálticos donde eran intercambiados por cueros, pieles, granos y madera.
Para la economía cerrada de las aldeas, sólo habían existido mercados locales, donde los siervos de la villa podían vender semanalmente los pocos excedentes de su producción agrícola y los productos de su industria doméstica. A raíz del crecimiento del comercio internacional los señores feudales establecieron ferias, que se celebraban una vez al año y donde se juntaban los comerciantes provenientes de todas partes de Europa. Particularmente famosas eran las ferias de la Campaña de Francia. El señor concedía su protección armada a la feria a cambio de lo cual se le pagaba un tributo.
El aumento del comercio se relacionó con un aumento del uso de la moneda y del dinero circulante. En las ferias algunos comerciantes se dedicaron a los negocios de dinero: establecieron su banco para cambiar monedas; recibían dinero en depósito y giraban letras de cambio para poder efectuar pagos en otras plazas. También prestaban dinero cobrando intereses. Esta práctica fue prohibida en un comienzo por la Iglesia como usura. Mas con el tiempo se establecieron leyes para impedir la usura y establecer una tasa justa de intereses.
Al mismo tiempo renació la vida urbana. Muchas ciudades se formaron al pie de los muros de un castillo o al lado de un palacio episcopal o de un convento. Otras se establecieron a orillas de los ríos, las vías naturales del comercio.
En aquellos tiempos belicosos, las ciudades, al igual que los castillos, tuvieron que rodearse de poderosos muros y fortificaciones. En el centro de la ciudad había una plaza en que se celebraba el mercado semanal. A su costado se elevaban la Iglesia, el palacio del ayuntamiento y las casas de los principales gremios y de los patricios. Como el recinto urbano era reducido, las calles eran estrechas y las casas angostas de varios pisos.
La vida urbana era muy distinta de la vida del campo y, por lo tanto, las ciudades tuvieron que darse sus propias leyes y su propia organización.
El gobierno de la ciudad era ejercido por un Concejo Municipal, cuyos miembros eran elegidos por las corporaciones. Solían pertenecer a las familias patricias, esto es, las familias más antiguas y ricas. El Concejo estaba presidido por un alcalde. El gobierno municipal cuidaba de la defensa de la ciudad y de la seguridad pública, percibía los impuestos, administraba el dinero municipal, nombraba a los jueces y jurados, administraba las escuelas y los hospitales y fijaba la política económica.
En un comienzo las ciudades dependieron del señor en cuyo territorio habían sido fundadas. A partir del siglo XI las ciudades se levantaron y, mediante negociaciones y violentas luchas, obtuvieron gradualmente su independencia, quedando sujetas directamente al rey. Los impuestos que las ciudades pagaban al rey aumentaban su riqueza y, por lo tanto, también su poder sobre los nobles. Las ciudades se convirtieron en aliados importantes de los reyes en su lucha por consolidar el poder central y quebrar la resistencia de la nobleza feudal.
Con el fin de reglamentar las actividades comerciales, los mercaderes se organizaban en asociaciones o guildas. Sólo los miembros de una guilda estaban autorizados para vender sus mercaderías en determinados distritos, de modo que gozaban de un monopolio en esa región. El tribunal de la guilda juzgaba los conflictos entre los miembros y castigaban a comerciantes deshonestos. La guilda ayudaba a sus socios en la vejez y mantenía casas para los pobres.
Los artesanos tenían sus propias asociaciones, los gremios. Para cada actividad artesanal había un gremio correspondiente: joyeros, zapateros, peleteros, armeros, etc.
Para poder ejercer algún oficio, era indispensable pertenecer a un gremio. Este fijaba los precios y reglamentaba la cantidad y la calidad de la producción. Se debía realizar el trabajo por el honor del oficio y no por afán de lucro.
La formación de un buen artesano tomaba largo tiempo. Un aprendiz entraba de niño al taller de un maestro donde permanecía entre cinco y doce años. Vivía en la casa del maestro donde recibía comida y vestuario, pero ninguna remuneración. Al terminar el aprendizaje se convertía en oficial y empezaba a recibir un salario. Para completar su formación, los oficiales debían salir de viaje y trabajar en distintos talleres.
Vueltos a la ciudad natal, presentaban su obra maestra y rendían un examen para ascender a maestros. Las ciudades y los gremios muchas veces establecieron tratados  y alianzas con otras ciudades y otros gremios para concederse mutuos privilegios y unir sus fuerzas en la lucha contra los piratas, los salteadores de caminos y las ciudades rivales. La más importante de estas asociaciones fue la Liga Hanseática que, hacia fines del siglo XIV, incluyó a cientos de ciudades y puertos del norte de Alemania, de los Países Bajos, Inglaterra, Escandinavia y Rusia y que logró establecer su monopolio sobre el comercio marítimo de todo el norte de Europa.
Con el desarrollo de la ciudad y de la población urbana apareció un elemento nuevo en la sociedad europea. El habitante de la ciudad o burgo, el burgués, a diferencia del noble, estaba interesado en el comercio y el trabajo y no en la guerra. En la ciudad no existía la servidumbre: "El aire de la ciudad hace libre". Los vecinos eran hombres libres que se sentían orgullosos de sus derechos, de su riqueza y de su poder.
Desarrollo cultural
El surgimiento de las ciudades, la formación de una próspera clase media, las reformas monásticas y el contacto con otras culturas estimularon el desarrollo cultural. Los príncipes y la Iglesia necesitaban de personas instruidas en las leyes. El comercio internacional y las operaciones de dinero requerían de un mayor grado de instrucción. Con el fin de responder a estas exigencias se formaron asociaciones de profesores y estudiantes, comparables a los gremios con sus maestros y aprendices. Estas corporaciones de estudio recibieron el nombre de Universidades. La  primera fue la Escuela de Bolonia, famosa por sus juristas.
Luego, los príncipes y reyes fundaron Universidades en toda Europa. La fundación debía ser aprobada por el Papa. Cada Universidad recibía sus estatutos propios. La Universidad estaba dividida en las cuatro Facultades de Artes, Medicina, Derecho y Teología. El primer grado universitario era el Bachillerato. El título de Magister confería el derecho de enseñar en la Universidad. Los estudios culminaban en el Doctorado.
Las Universidades servían a la formación profesional y preparaban a los profesores, médicos y abogados que la sociedad necesitaba. Pero su tarea más elevada consistía en la búsqueda e interpretación de la verdad. Los sabios cristianos estaban convencidos de que la razón y la fe se complementaban. La filosofía y la teología debían explicar los misterios de la revelación divina. El sabio más famoso de la Edad Media fue Santo Tomás (1225-1274), el principal representante de la Escolástica, quien creo con su Summa una síntesis de la filosofía aristotélica y del pensamiento cristiano.
Durante toda la Edad Media el latín fue la lengua de la Iglesia, de las Universidades y de la ciencia. Al formarse las nacionalidades europeas, éstas desarrollaron sus propias lenguas, que luego encontraron también expresión literaria. En España nació como primer documento literario de la lengua vernácula el Poema del Cid. Se considera que la obra literaria más grandiosa de la Edad Media es la Divina Comedia, del poeta italiano Dante. Esta obra, que narra la historia del viaje mítico del poeta por el infierno, el purgatorio y el cielo, es auténtica expresión del espíritu religioso de la Edad Media.
La religiosidad medieval encontró también su expresión en las creaciones del arte y, en especial, en la arquitectura. A partir del siglo X se desarrolló el arte románico, que se caracteriza ante todo por el empleo del arco de medio punto y la bóveda y la cúpula de media naranja. En el siglo XII nació en Francia un nuevo arte que recibiría el nombre de gótico. Sus elementos más típicos son el arco apuntado u ojiva, las ventanas de lancetas, los rosetones y las vidrieras de múltiples colores. La catedral gótica, con sus altas torres y sus altas naves era expresión de una profunda religiosidad y de la mística esperanza del hombre medieval de unirse a Dios.


Fuente.
"Breve Historia Universal", Ricardo Krebs


EDAD MEDIA, LEGADO
La Edad Media dejó como legado o herencia principal al mundo conocido, entre otras cosas, el haber permitido la propagación y  defensa de la fe católica, la construcción de templos o basílicas donde tenía efecto el culto a Dios, la creación  y formación de los Estados Nacionales llamados Monarquías (Inglaterra, Francia, España), la difusión de la Biblia y la trasmisión cultural por parte de los monjes y sacerdotes, la latinización del mundo; es decir, de la utilización del latín como lengua universal.




Historia: La Antigua Roma

La Antigua Roma
Antigua Roma, es el nombre dado a la Civilización Romana que se desarrolló en la península italica durante el siglo VIII aC , a partir de la fundacion de la ciudad de Roma. Durante sus doce siglos de existencia, la civilización romana, tuvo formas de gobierno como laMonarquía Romana que luego fue reemplazada por la República Romana hasta convertirse en un gran imperio que dominó Europa Occidental y los alrededores del Mar Mediterráneo a través de conquista y asimilación cultural: Imperio Romano.

Sin embargo , una serie de factores socio-políticos causaron el declinio del imperio, que fue dividido en dos. La mitad occidental, Imperio Romano de Occidente, donde estaban incluidas la Hispania, la Galia e Italia, entro en colapso definitivo en el siglo V (Invasiones barbaras) y dio lugar a varios reinos independientes; la mitad oriental, Imperio Romano de Oriente, gobernó la parte oriental del imperio de Roma desde Constantinopla, a este imperio tambien se le denomina por los historiadores modernos , como Imperio Bizantino a partir del año 476 d.C., fecha tradicional de la caída de Roma que marca el inicio de Edad media.

La Antigua Roma suele ser insertada en la llamada Antigüedad clásica, que pertenece a la Edad Antigua, juntamente con la Antigua GreciaAntiguo Egipto y Mesopotamia qué antecedieron e inspiraron en gran medida a la cultura romana, en especial la cultura griega.

Periodos de la Historia de la Civilización Romana

La Antigua Civilización Romana se extiende desde 753 a.c., hasta el año 476, abarcando, en consecuencia, más de 1200 años dividos en Tres Periodos :

I. Monarquía Romana.- Se desarrollo del año 753 a.c - 509 a.c. En este periodo gobernaron los Reyes
II. República Romana.- Se desarrollo del año 509 a.c - 29 a.c. En este periodo gobernaron los Consules
III. Imperio Romano.- Se desarrollo del año 29 a.c - 476 d.c. En este periodo gobernaron los Emperadores

MONARQUIA ROMANA




REPUBLICA ROMANA
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IMPERIO ROMANO
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La Monarquía Romana, es el término usado por convención para definir el Estado monárquico Romano desde su origen, Fundacion de Roma hasta la caída de la realeza en el 509 a.c., más precisamente, va desde el momento legendaria de su fundación el 21 de abril del año 753 a. C. hasta el final de la monarquía en el año 509 a. c., cuando el último rey, Tarquino el Soberbio, fue expulsado y en su lugar se instauro la República Romana como forma de gobierno.

Etapa monarquica de Roma: Periodos de los reyes 

Se conoce poco acerca de la historia del periodo de la Monarquia Romana , ya que no hay registros escritos de esa época que sobrevivan, y las historias sobre éste periodo se escribieron durante la República Romana y Imperio Romano y se basan principalmente en leyendas de Virgilio (Eneida) y Tito Livio (Ab Urbe condita). Sin embargo , la historia de la monarquía romana se inició con la fundación de la ciudad de Roma (Leyenda de Romulo y Remo), Tradicionalmente se inicio en la fecha 753 a. C., Y terminó con el derrocamiento de los reyes etruscos y el establecimiento de la República Romana en el año 509 a.c. Los orígenes de la monarquía son imprecisos, aunque parece claro que fue la primera forma de gobierno en la ciudad, lo que parece confirmar la arqueología y la lingüística.

Durante este período, el Rey acumulada funciones ejecutivas , judiciales y religiosas , aunque sus poderes eran limitados en el ámbito legislativo , ya que el Senado O Consejo de Ancianos, tenía el derecho de veto y sancionar las leyes hechas por el rey. La ratificación de estas leyes era hecha por la Asamblea o de la Curia , integrado por todos los ciudadanos en edad militar. En la fase final de la realeza, a partir del fin del siglo VII a. C., Roma conocio un período de dominio Etrusco, que coincidió con el inicio de su expansión comercial.


Gobierno de los reyes romanos:

En los inicios Roma fue una monarquía gobernada por reyes . Los reyes, con exclusión del legendario Romulo que ocupo el cargos en virtud de ser el fundador de la ciudad, fueron elegidos por el pueblo de Roma para servir de por vida, sin que ninguno de los reyes usara la fuerza militar para conseguir el trono, en consecuencia los historiadores antiguos afirman que el rey era elegido por sus virtudes y no por su descendencia.


Los historiadores de la antigua Roma determinan difícilmente los poderes del rey. Algunos escritores modernos creen que el poder supremo de Roma residía en las manos del pueblo y que el rey era sólo el jefe del Ejecutivo para el Senado y el pueblo, mientras que otros creen que el rey poseía los poderes soberanos y que el Senado y la gente tenía sólo el control de menores en su poderes.

Una vez que el rey fallecía, Roma entraba en un periodo de interregno (interregnum). El Senado podía congregar y designar un interrex durante un corto periodo (normalmente, menos de un año) para poder mantener los auspicia sagrados mientras el trono estuviera vacante; en vez de nombrar un sólo interex, el Senado nombraba varios que se sucedían en el tiempo hasta que se nombraba a un nuevo monarca.

Reyes de Roma: Se asume que fueron siete los reyes romanos. Que se dividen en dos dinastias: la de los Latinos y la de los Etruscos.


REYES LATINOS
(Dinastia Latina)
ROMULO (753 - 716 a. C.)
NUMA POMPILIA (715 - 674 a. C.)
TULIO HOSTILIO (673 - 642 a. C.)
ANCO MARCIO (642 - 617 a. C.)
REYES ETRUSCOS
(Dinastia Etrusca)
TARQUINO EL ANTIGUO (616 - 579 a. C.)
SERVIO TULIO (578 - 535 a. C.)
TARQUINO EL SOBERBIO (535 - 509 a. C.)


El Nacimiento de la ciudad de Roma

Lo que finalmente se convirtiria en el Imperio Romano comenzó como asentamientos alrededor del Monte Palatino a lo largo del río Tíber en Centro de Italia. El río era navegable hasta ese lugar. La colina del Palatino y las colinas que lo rodean presentan posiciones fácilmente defendibles en la fértil llanura de ancho que los rodea. Todas estas características han contribuido al éxito de la ciudad.

El relato tradicional de la historia romana, que ha llegado hasta nosotros a través de Tito Livio, Plutarco, Dionisio de Halicarnaso y otros, es que en los primeros siglos de Roma, era gobernada por una sucesión de siete reyes. La cronología tradicional, codificada por Marco Terencio Varrón, quien Asigna 243 años de reinado monarquico con un promedio de casi 35 años por gobernantedesde, ya que, los galos, liderados por Breno,saquearon Roma tras su victoria en la batalla de Alia en el 390 a. C. (Polibio da la fecha del 387 a. C.), de forma que todos los registros históricos de la ciudad resultaron destruidos, incluyendo aquellos de las fases más antiguas, por lo que las fuentes posteriores han de tomarse con cautela. Las crónicas tradicionales también se ven inconsistentes al analizarse las evidencias arqueológicas de los inicios de Roma, que no obstante coinciden en señalar su poblamiento a mediados del siglo VIII a. C. En algún momento de la etapa monárquica de su historia, Roma cayó bajo el control de los reyes etruscos.

La Republica Romana 
La República Romana fue un periodo de la la civilización romana antigua caracterizado por una régimen de gobierno republicano . Se inició con el derrocamiento de la Monarquía Romana, 509 a. C., y duró más de 450 años, hasta los conflictos por el poder, a través de una serie de guerras civiles, hasta desembocar en un forma de gobierno imperial.
La República Romana se rige por un constitución compleja, que se centró en los principios de una separación de poderes, controles gubernamentales , equilibrios de poder. La evolución de la República Romana fue fuertemente influenciada por la lucha entre la aristocracia, patricios, Y los romanos con riquezas, pero que no eran de familias nobles, que eran apoyados por los plebeyos por pertenecer a esta clase social.

La palabra República viene de las voces latina Res : Cosa ; Pública : Pueblo. corresponde así, del año 509 al 29 a.c., periodo en el cual Roma alcanza su mayor esplendor y poderío con el afianzamiento de sus instituciones de gobierno y de justicia, así como de la administración del bien público y del anhelo de superación de las cuestiones sociales . En esta Época el ejercito romano impone su autoridad y dominio en una extensa zona del mundo conocido, que incluye tierras de Europa meridional, Asia Menor y África septentrional. En este proceso de expansión impone el sello de su cultura, pero al mismo tiempo asimila el complejo cultural de los pueblos conquistados y Roma se convierte,de este modo, en la heredera y depositaría de la cultura de la Antigüedad. Sin embargo, si estos son los signos distintivos de este gran momento de su historia, también debemos anotar que la ambición por el poder y la riqueza se hizo presente en numerosos caudillos, que solo habrían de culminar ya con el establecimiento de un régimen imperial.


Organización Política de la República Romana


Durante la República en Roma muchos funcionarios e instituciones propias del régimen monárquico, desaparecieron, pero otras se adaptaron para servir mejor al gobierno del pueblo. De este modo los organismos de gobierno fueron:

1. Los Cónsules: Fueron en numero de dos, elegidos anualmente por la asamblea popular. Ejercieron casi los mismos poderes que le habían correspondido al Rey durante la Monarquía Romana, o sea la dirección suprema en paz y guerra, la consulta de los dioses, la convocatoria del Senado y de la Asamblea Popular, así como la administración de justicia. Los cónsules se controlaban mutuamente, siendo, por ello, difícil que uno usurpase el poder y se convirtiese en Tirano. Al abandonar el cargo de Cónsules debían dar cuenta de su gobierno ante la Asamblea.

En caso de emergencia y de peligro nacional, se decretó que los Cónsules debían nombrar a una persona con poderes absolutos llamado Dictador; este cargo debía cesar una vez terminado el peligro y, en ningún caso, podía durar más de seis meses.

2. El Senado: Que ya había funcionado en la Monarquía Romana, ahora, durante la República, no solo mantuvo su serie de atribuciones, sino que se afianzo definitivamente como un organismo consultivo que oriento y aconsejo el gobierno de Roma, dirigiendo el ordenamiento interior y la actuación en el exterior de la política romana.

3. Las Asambleas: Reciben también el nombre de comicios y fueron de tres clases:

  • Asamblea Curial: Reunión de patricios que comprendían 30 curias, en cada una de las cuales se votaba por cabeza para obtener, así, la opinión de la mayoría. Constituyó la asamblea más antigua.
  • Asamblea Centurial: Reunión de ciudadanos bajo sistema militar y agrupados de cien en cien, teniendo cada agrupación un voto. Se reunían en el Campo Marte bajo la presidencia de los cónsules; dictaban leyes y tenían a su cargo la elección de los mismos cónsules.
  • Asamblea Tribal: Era la reunión de la plebe, pero agrupaba en tribus. Sus acuerdos tenían fuerza de ley y se llamaban Plebiscitos. Además, dentro de sus atribuciones durante la República, se contaba la de nombrar a los Tribunos de la Plebe.

Otras magistraturas de la República de Roma


Censores : Cuya misión era la de llevar la relación de ciudadanos y sus bienes. Nombraban a los senadores, al mismo tiempo que velaban por el mantenimiento de la moral.

Cuestores: Recaudaban impuestos y administraban el tesoro publico

Pretores: Eran los encargados de la administración de Justicia

Ediles: Encargados del aseo, ornato y conservación de la ciudad. Debían velar también, por el normal abastecimiento de alimentos a la ciudad.

Los Tribunos de la plebe: Fueron en numero de dos, elegidos mediante la Asamblea Tribal y que se constituían en personeros y representantes del pueblo para que los defendiesen, no solo ante el Senado, sino también ante los patricios.

Se oponían a las decisiones de cónsules y senadores pronunciando la palabra Veto ("me opongo"). Los tribunos de la plebe gozaban de inviolabilidad para cumplir con mayor eficacia sus funciones y su nombramiento data del 494 a.c. cuando los miembros de la plebe cansados de los abusos del patriciado, se retiraron a fundar una ciudad cerca del Monte Sacro; fue entonces cuando el gran orador Menenio Agripa los convenció a que volvieran contándoles la apología de las extremidades y del estomago que todos son necesarios y concurren al mantenimiento del organismo humano. Los plebeyos exigieron garantías y se les concedió el nombramiento de sus representantes conocidos como Tribunos de la Plebe.

República Romana ( 274 a.c -148 a. C. )













Imperio Romano
Imperio Romano: Se llama Imperio a la ultima etapa de la historia romana, en la que Roma fue gobernada por emperadores. Estos implantaron un gobierno absoluto, concentrando en su persona todos los poderes: políticos, militares, religioso y administrativos. Esta etapa se inicio en el año 29 a.c. con el gobierno de Augusto (Octavio) y concluyo con el gobierno del ultimo emperador romano Romulo Augustulo en el año 476 d.c. debido a las invasiones barbaras del siglo V.

El territorio del Imperio Romano Abarcaba tres continentes: Sur y Oeste de Europa, el Oeste de Asia y el Norte de África. Dentro de sus limites quedaron: Britania, Galia, España, Suiza, los países situados al sur del Rió Danubio, Italia, Grecia, Turquía, Asia Menor y el Norte de África.

Establecimiento del Imperio Romano: Características

Después de vencer a Marco Antonio en Egipto, donde reinaba Cleopatra, Octavio quedo dueño absoluto del mundo romano. entro triunfalmente en Roma y, en agosto del año 29 d.c., hizo cerrar el templo de Jano: la paz reinaba tras un siglo de conquistas y guerras civiles. El pueblo y el Senado le rindieron grandes honores y le dieron los siguientes títulos: Imperator, Gran Pontífice, Príncipe del SenadoAugustus (persona sagrada) y, por ultimo, Cesar, nombre de su padre adoptivo.

En consecuencia, Octavio paso a ser el primer emperador de Roma con el nombre de Augusto, asumiendo todos los poderes y afianzando el dominio, la riqueza y el progreso del Imperio Romano, este periodo es conocido como "El Siglo de Augusto", fue la etapa más brillante de las letras y el arte latino.

Augusto reino con acierto, prudencia y justicia, teniendo en cuenta los intereses de la plebe, y de la burguesía. Asimismo, se preocupo del funcionamiento del Senado y de las Asambleas.

Obras del Gobierno de Augusto:

Reorganización del gobierno Romano: Augusto emprendió la gran tarea de reorganizar el gobierno Romano, introduciendo grandes reformas:

A. Reformas Políticas :

- El emperador, era la máxima autoridad política, religiosa y militar. El Senado le concedió todas las atribuciones. Con apariencia de legalidad y meras formalidades, proponía y hacia nombrar a los funcionarios, quienes obedecían sus directivas.
- El Senado, eran sumiso. "Se les gana o se les extermina" solía decir el emperador. El año 28 d.c., purgo a los indignos, a su parecer, y se nombre Príncipe del Senado.
- Las Asambleas, eran puras formalidades, al igual que las funciones de las otras magistraturas.
- Las Prefecturas, eran las instituciones encargadas de velar por el bienestar de la población.

B. Reformas Sociales:

- La Nobleza, como siempre, poseía el poder económico; pero, en lo político, era sumisa al emperador.
- La clase media había desaparecido. Aumento, en cambio, la de los plebeyos, que en su gran mayoría eran desocupados y se conformaban con las donaciones que les daba el gobierno, en dinero, cereales, agua, juegos y espectáculos publico.s
- A los burgueses se les gano facilmente, dándoles cargos en el Senado, puestos de inspectores financieros, gobernantes de provincias menores y prefecturas.
- Los esclavos, habían aumentado por las guerras de conquista. Estos se dedicaban a los servicios domésticos, a la agricultura, la minería, la artesanía y las grandes construcciones.

C. Reformas Económicas:

- El latifundio, es decir, la concentración de la propiedad rural, arruino a la agricultura, porque el campesino sin tierra empezó a migrar hacia Roma. ante esta situación los romanos se vieron obligados a importar el trigo, a precio mucho más bajo.
- La minería prospero gracias a las provincias conquistadas, ricas en minerales, y a la disponibilidad de gran cantidad de esclavos en los mercados.
- El comercio se intensifico con la construcción del puerto de Ostia, por donde se desembarcaban los productos del Occidente; y del puerto de Pozzoli, para los productos del Oriente. Se importaban : metales, de España; ámbar, perfumes, especias, sedas y piedras preciosas del Oriente Medio, etc.